La Búsqueda Constante de la Acción Correcta
Transmuta la Ignorancia en Sabiduría
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
En la práctica de la filosofía esotérica, el
horno alquímico es la vida entera del aprendiz.
 
 
 
En el reino de las buenas intenciones y de las decisiones generosas, cada ser humano tiene un poder casi infinito. En el reino de las acciones prácticas, sin embargo, uno está limitado por el karma.
 
Siempre que alguien deja de soñar despierto y parte hacia el trabajo efectivo, cambia el reino de las posibilidades ilimitadas por el plano de la realidad condicionada. Soñar no tiene límites, pero las acciones concretas deben ponerse en práctica en terreno árido.
 
Incluso cuando la intención es buena, la acción puede estar ausente, o puede ser el tipo incorrecto de acción. Aun cuando la acción es, al mismo tiempo, altruista y sabia, los resultados talvez sean invisibles durante mucho tiempo. Las semillas plantadas no se ven. Es esencial, por tanto, renunciar a los resultados de corto plazo.
 
La práctica de la acción correcta enseña lecciones de modestia, simplicidad y desapego. La forma en la que tales lecciones llegan al aprendiz puede ser agradable o no. Gracias a los esfuerzos en esta área, el ser humano aprende, poco a poco, a percibir la verdadera sustancia de la autodisciplina. Surge entonces, gradualmente, la capacidad de concentrarse en lo elevado y de usar la energía vital en el cumplimiento del deber.
 
Los esfuerzos, inicialmente intermitentes y mezclados con fracasos y derrotas, pasan a sufrir interrupciones cada vez menores y menos importantes, hasta que la práctica de la acción correcta se vuelve estable. Entonces, el magnetismo de uno pasa a ser vencedor y se propaga por las diferentes situaciones de la vida.
 
Aun así, los desafíos estarán siempre presentes. Y surgirán de modo inesperado, derribando o cuestionando lo que parecía más firme. Toda vigilancia es necesaria, especialmente en los momentos de victoria y de aparente tranquilidad externa. La única base estable de la vida está en el yo superior o alma inmortal. Todas las otras “bases” son probatorias y oscilan. Olvidar esto no hace más que dificultar el enfrentarse a las pruebas inevitables de la vida del aprendiz.
 
El poder de la concentración en una meta noble tiene un efecto alquímico porque transforma para mejor la naturaleza entera de uno en medio de los desafíos que la propia concentración aumenta y vuelve visibles.
 
La vida entera del aprendiz es el horno alquímico. El yo superior – el verdadero yo, la voz de la conciencia – es el alquimista. La concentración en una meta noble es el fuego transformador que pone en ebullición a la realidad, haciendo que todo se acelere.
 
Cuando es observada desde el punto de vista externo, la transmutación mágica de ignorancia en sabiduría ocurre de manera casi imperceptible. Internamente, sin embargo, el proceso de aprendizaje avanza sin un solo momento de pausa. Una a una, las antiguas certezas en relación con el mundo externo personal son sustituidas, no sin sufrimiento, por certezas de naturaleza aérea, impersonal, y que existen solo en el plano de la percepción pura.
 
Las primeras lecciones de desapego no son, pues, siempre agradables. La decisión central de buscar la verdad sobre todas las cosas hace que la vida se vuelva claramente fluida. La impermanencia de todo lo que no es esencial se transforma en un hecho cada vez más innegable.
 
La bendición mayor surge de una comprensión estable de los movimientos oscilatorios de la vida. Y esta visión correcta solo es firme y permanente debido a su naturaleza abstracta. La comprensión trasciende los diferentes ciclos y mareas del océano colectivo de las existencias, mientras amplía lateralmente – en silencio – el contacto liberador del alma con la verdad universal.
 
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El artículo “El Efecto Alquímico de la Concentración” es una traducción del portugués y la tarea ha sido hecha por Alex Rambla Beltrán. Texto original: “O Efeito Alquímico da Concentração”. La publicación en español ocurrió el 29 de abril de 2023.
 
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