Observando Cómo Actúa la Ley del Equilibrio
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
 
 
Un estudiante de filosofía esotérica debe ser honesto en todos los aspectos de la vida. Este principio básico incluye las cuestiones relacionadas con el poder, el liderazgo y la influencia personal de uno.
 
Los mecanismos del egoísmo subconsciente están sujetos a la ley del karma. Ellos deben ser identificados y neutralizados a medida que el peregrino avanza por el camino del conocimiento. El teósofo tiene el deber de no sugerir nunca, de manera sutil, que posee acceso a fuentes de información “exclusivas” o “especiales”. Este tipo de insinuación constituye un truco deshonesto para inducir a las personas a la creencia ciega. [1]
 
La ilusión del “estatus” personal debe ser evitada. Cualquier estudiante de filosofía que intente presentarse como un sabio causará problemas a su propio Antahkarana. El orgullo y la vanidad, por más disfrazados que estén, impiden el funcionamiento del puente hacia el yo superior. Los sentimientos opuestos de desánimo y depresión tienen el mismo resultado. El buen funcionamiento de Antahkarana está acompañado por un sentido impersonal de equilibrio y estabilidad.
 
Un verdadero instructor espiritual no exagera la importancia de los poderes de percepción obtenidos por los Iniciados. Él destaca, eso sí, las inmensas posibilidades que cada peregrino tiene en la medida en que trate honestamente de aprender por mérito propio.
 
Los Sabios Están Al Servicio de la Ley
 
Los investigadores ingenuos pueden suponer que “no existe karma a menos que haya un ser que lo cree o sienta sus efectos”. Los teósofos tienen la tarea de desenmascarar con calma este tipo de ilusión, que lleva a la vanidad.
 
La palabra “karma” significa “acción y sus reacciones”, o “movimiento en su contexto”. El karma, con su influencia bendita, está presente en cualquier lugar, en todo momento. Hace que las más diversas cosas y seres mantengan un equilibrio dinámico a lo largo de manvántaras y pralayas, es decir, cuando el universo está activo y cuando el universo duerme.
 
No hay nada fuera de la ley del karma. Ningún embaucador o listillo escapará de ella. Debe evitarse la fantasía infantil según la cual “los santos trascienden la necesidad de obedecer la ley”. Incluso las tres leyes de Newton, en el plano físico, no son más que aspectos de la Ley. Por encima de la humanidad actual, los maestros inmortales de sabiduría eterna tienen el privilegio de trabajar como humildes servidores de la Ley del Equilibrio.
 
En el año 2020, no era difícil encontrar algún teósofo desinformado escribiendo que “karma es el ajuste de los efectos que fluyen de las causas”.
 
En verdad, el karma va mucho más allá de eso, y es también acción original. El tipo más importante de karma es el karma nuevo que está siendo creado a cada momento presente.
 
Aunque el karma incluya un ajuste, una adecuación, su aspecto principal es siempre nuevo. Cuando tiene lugar en el reino humano, él depende del libre albedrío individual. El sentido de autorresponsabilidad – o sea, el sentimiento equilibrado de autoría respecto a lo que hacemos – es la llave de oro tanto para la acción correcta como para la reacción adecuada.
 
El karma es un campo unificado de causas y efectos, en el cual todas las cosas y seres se ajustan constantemente unos a otros, y también actúan por iniciativa propia. Los seres actúan y reaccionan de innumerables maneras, dentro de una variedad inmensa de ritmos y dimensiones del espacio y del tiempo. El karma es una red ilimitada de causas interdependientes. 
 
El Karma y el Tiempo
 
A medida que un ciclo avanza, el karma se vuelve relativamente imprevisible en cuanto a cómo eliminará las viejas formas y las estructuras antiguas, restaurando la justicia y estableciendo otra vez la armonía. 
 
Se ha dicho, erradamente, que “el karma no está sujeto al tiempo”. A decir verdad, el karma y el tiempo son esencialmente la misma cosa. No están separados ni son independientes el uno del otro. El karma se expresa a sí mismo a lo largo del tiempo y a través del tiempo. Podemos decir que el karma no está limitado al tiempo convencional externo; sin embargo, el tiempo y el karma son inseparables. No hay ninguna oposición ni distancia entre ellos. Saturno, por ejemplo, es tanto el maestro del tiempo como el maestro del karma. La acción y la reacción existen en el tiempo, y son la propia sustancia del tiempo.
 
Algunas personas, engañándose a sí mismas, pueden pensar que el karma es “incognoscible” para el estudiante promedio de teosofía. Tal vez digan que el asunto está fuera del alcance de la comprensión de las personas comunes. En verdad, el karma es la vida misma. Todos tienen algún grado de conocimiento sobre él. “Nuestra filosofía”, dice un Maestro de los Himalayas, “es, preeminentemente, la ciencia de los efectos por medio de sus causas y la ciencia de las causas por medio de sus efectos, y (…) es también la ciencia de las cosas derivadas del primer principio”. [2]
 
La frase del maestro significa que la teosofía o filosofía esotérica puede ser definida como la ciencia que capacita a las personas para estudiar y conocer la dinámica de la ley del karma.
 
Pensar que un principio filosófico tan fundamental como la ley del karma es “incognoscible” constituye, en la mejor de las hipótesis, una fantasía infantil y nada más. Es solo en las iglesias más desorientadas – y no en una escuela de filosofía – donde los individuos pueden ser estimulados a creer, en vez de pensar, y quizá sean inducidos a considerar “incognoscibles” los principios básicos que guían y regulan la vida del universo.
 
El Conocimiento del Karma
 
Desde el punto de vista teosófico, no tiene sentido imaginar que haya alguna separación entre sabios y no-sabios. El primer paso hacia la sabiduría consiste en percibir que la unidad es más importante que las diferencias.
 
Un teósofo ingenuo tal vez piense que la acción del karma puede ser “calculada” por quien desea conocerla. Lo cierto es que la ciencia de la teosofía no consiste en calcular nada con astucia. La ciencia teosófica consiste principalmente en producir buen karma. A través de la acción correcta, aprendemos. La mejor manera de “conocer” el futuro es construir realmente el futuro deseado, y eso se consigue por medio de acciones sabias y fraternales.
 
En cuanto a los obstáculos que la humanidad debe enfrentar, un Maestro de Sabiduría deja claro, en la carta 10 de “Las Cartas de los Mahatmas”, que en realidad el mal no existe, excepto el creado por la imaginación humana. El verdadero obstáculo es la ignorancia. [3]
 
Los que todavía no han estudiado adecuadamente la teosofía pueden pensar que “el karma de esta Tierra y de nuestra humanidad actual comenzó en un pasado tan lejano que las mentes humanas no pueden alcanzarlo”, y que, debido a eso, investigar su inicio “es inútil y no merece la pena”.
 
La idea es notablemente falsa y estimula a las personas a optar por la pereza mental. El comienzo de la vida del planeta en el que estamos es uno de los temas principales de “La Doctrina Secreta” y una prioridad para todo estudiante de teosofía clásica. Cada reencarnación individual está íntimamente relacionada con los ciclos planetarios y cósmicos y precisa ser comprendida en su contexto más amplio.
 
Por tanto, el estudio de los orígenes y del futuro de la humanidad, tal como están descritos en “La Doctrina Secreta”, es una tarea esencial para quien desea comprender el karma y el dharma de la vida humana.
 
Cómo se Expresa el Karma
 
En círculos semiteosóficos se dice que el karma solo puede actuar en la vida de los mundos, de las naciones y de los individuos cuando hay “instrumentos apropiados” para su acción. En verdad, el karma actúa en todo momento a través de cualquier tipo de “instrumento”. Todo lo que existe expresa el karma, aunque pensar que los seres y los objetos son solamente “instrumentos del karma” es una ilusión.
Por otro lado, el karma madura a su propio ritmo.
 
No hay una separación radical entre el karma maduro – el karma con el que debemos lidiar en el presente – y el karma nuevo (o acumulado), que aún debe madurar.
 
El proceso por el cual el karma madura y se expresa activamente es, con frecuencia, bastante lento y gradual. Sin embargo, tiene sus momentos de cambio súbito y transfiguración rápida.
 
El karma que todavía no ha madurado tiene cierto grado de influencia, “casi imperceptible” pero real, sobre los acontecimientos del presente. Desde el inicio ocurre una especie de “ósmosis”.
 
El Karma Que Está Siendo Plantado Ahora
 
Las mentes superficiales ven el karma como algo que se debe “cosechar”. En realidad, los seres humanos no solo confrontan las consecuencias de lo que hicieron anteriormente, sino que también crean karma, o destino. La producción de karma nuevo – a medida que los humanos actúan y reaccionan – es mucho más importante que el “destino” que cosechan. Esta es la razón por la que la Ética y la sinceridad son partes esenciales de la ciencia que estudia la Ley.
 
La Ética es el arte de plantar buen karma.
 
Los listillos insolentes se esfuerzan en vano: nadie engaña a la ley del universo. Es plantando el karma de la sinceridad y de la sabiduría como el peregrino se libera de su dolorosa herencia de ilusiones e ignorancia.
 
La Alquimia de las Intenciones
 
Probablemente, la tarea más importante del peregrino, en relación con la ley del karma, sea mejorar la calidad y aumentar la nobleza de sus intenciones, en los diversos niveles de consciencia. Las metas del aprendiz, en los diferentes planos de su existencia, crean el color dominante de su karma y definen la dirección general en la que él avanza.
 
A medida que su esfuerzo se desarrolla, es necesaria una alquimia constante. Él precisa ver sin miedo sus fallas e ilusiones, y transformar en consciencia y sabiduría la energía que antes fue puesta en los errores. La acción alquímica se desenvuelve combinando un severo examen de los hechos con un desapego incondicional respecto a las cuestiones personales.
 
El poder y la energía de los compromisos sagrados elevan el alma del estudiante y fortalecen sus intenciones nobles. [4]
 
Los instrumentos físico, emocional y mental del peregrino son las herramientas a través de las cuales él puede interrumpir el proceso kármico de ignorancia y cumplir el dharma y el deber del aprendizaje de la Ley.
 
Sus vehículos de acción y de percepción son al mismo tiempo adecuados y limitados. Son mejorados a través de la práctica de la acción altruista, pero se vuelven menos eficientes cuando la intención tiene poca fuerza moral.
 
No existe una verdadera lucha u oposición entre la compasión y la justicia. 
 
Estos dos elementos de la caminata son aspectos diferentes de la misma sabiduría. Bondad y severidad, disciplina y libertad son factores inseparables. [5]
 
A medida que comprende el karma, el estudiante de filosofía esotérica comienza a dejar de lado el egoísmo de aquellos que dan una importancia exagerada a sus propios instrumentos de acción y percepción. El peregrino pasa a olvidarse de sí mismo en el trabajo por la humanidad. Al hacer eso, descubre espontáneamente la mejor manera de controlar y usar sus propios instrumentos de percepción, en los niveles físico, vital, emocional, y en el plano de las ideas.
 
El “egoísmo espiritual” solo puede producir ilusiones, por el simple hecho de que en él la intención está distorsionada y, como resultado inevitable, la dirección en la que el egoísta “espiritualizado” avanza está hecha de autoengaño.
 
Las raíces del egoísmo son subconscientes. Durante el proceso de autoobservación, se ocultan del campo visual de la mirada bienintencionada, y raramente son muy fáciles de identificar. 
 
¿Dónde está la clave de la victoria? El propio hecho de que el peregrino adopta una causa noble como motivo y meta centrales en su vida hace que tenga lugar un proceso probatorio de purificación y de perfeccionamiento de los varios aspectos de su consciencia.
 
Entonces el aura del aprendiz cambia.[6] El proceso de aprendizaje no será cómodo, pero le enseñará al estudiante sincero las lecciones necesarias de altruismo y discernimiento.
 
Cómo Evaluar el Karma
 
Los teósofos mal informados alimentan diversas ilusiones, incluso aquella que afirma:
 
“Solo un gran sabio y un verdadero vidente pueden juzgar el karma de otra persona”.
 
En verdad, nadie es capaz de tomar decisiones firmes excepto con base en un juicio. Todos debemos juzgar y evaluar las acciones de las personas que nos rodean, así como nuestras propias acciones, y hacemos esto inevitablemente. Sin embargo, antes de juzgar y decidir es recomendable examinar con cuidado los diferentes lados de la realidad.
 
Las opiniones superficiales y los juicios que surgen de la pereza mental deben ser evitados. Tenemos que estar dispuestos a reexaminar nuestros puntos de vista y juicios anteriores. Pablo, el apóstol cristiano, tiene razón al recomendar en su Primera Epístola a los Tesalonicenses:
 
“Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal” (capítulo 5, versos 21-22).
 
Y hay un texto que afirma:
 
“Juzgar y evaluar es lo que hacemos antes de tomar decisiones. Toda decisión tiene como base algún tipo de juicio. Por tanto, es inútil fingir que no juzgamos a las personas y las situaciones. Hacemos eso en todo momento. No obstante, la idea de juzgar incluye el deber de ser justo y equilibrado. Juzgar y evaluar nos invita a prestar atención a los hechos, a tener respeto por la verdad, y eso es benéfico, en primer lugar, para nosotros mismos”. [7]
 
El Karma de los Cataclismos
 
Los cataclismos sociales y geológicos expresan los altibajos de la condición moral de la humanidad: las civilizaciones son provisionales y pasajeras. Este es un principio universal, enseñado en la Torá judaica, en la Biblia cristiana, en el “Wen-Tzu” taoísta y otras escrituras. Un artículo de Damodar Mavalankar aborda el tema de modo especialmente útil. [8] Las Cartas de los Mahatmas examinan el asunto, y un Maestro de Sabiduría escribió:
 
“Cuando [la humanidad actual] haya alcanzado su cenit de intelectualidad física y haya desarrollado la civilización más elevada (recuerde la diferencia que nosotros hacemos entre civilización material y civilización espiritual), incapaz de superar su propio ciclo, su progreso hacia el mal absoluto será detenido (…) por uno de esos cataclismos; su gran civilización será destruida (…) después de un corto período de esplendor y de cultura”. [9]
 
No hay una fecha preestablecida para que la caída ocurra. Hasta entonces, el deber de todo ciudadano de buena voluntad es trabajar por lo mejor. El sentido común indica que la meta de la humanidad es obtener conocimiento espiritual y consciencia ética, mientras evita el dolor innecesario.
 
El sufrimiento que todavía no ha ocurrido puede ser evitado, según los Aforismos del Yoga de Patanjali esclarecen en el libro II, aforismo 6. El dolor futuro puede ser, por lo menos, reducido. La manera de hacer eso es combatiendo sus causas. El origen del sufrimiento está en la ignorancia ética y espiritual.
 
En cualquier época, e independientemente de las circunstancias, un peregrino puede acordarse de la filosofía estoica de Epicteto y efectuar acciones correctas dentro de lo que le es posible.
 
La salvaguardia del peregrino es su afinidad kármica con la sabiduría eterna. La comprensión de la ley de la fraternidad universal le pone en contacto con la fuente más auténtica de bienaventuranza y contentamiento interior.
 
NOTAS:
 
[1] Sobre las estructuras de poder en las asociaciones que poseen un ideal elevado, véase el artículo (en portugués) “Quatro Ideias Para Um Poder Solidário”. 
 
[2] Véanse las primeras líneas de la carta 10 de “Las Cartas de los Mahatmas”. El texto está publicado en los sitios web asociados bajo el título de “Los Maestros Enseñan Que No Hay Dios”.
 
 
[4] Véase, por ejemplo, el artículo “Las Siete Cláusulas de un Compromiso”, y también, en portugués, “Comentários à Escada de Ouro” y “Como se Fortalece uma Decisão da Alma”.
 
[5] El tema es examinado en el artículo de Robert Crosbie “La Ley del Karma y la Compasión”.
 
[6] Léase “O Que é a Aura Humana” (en portugués).
 
[7] Del artículo “A Arte de Julgar Pessoas” (en portugués).
 
 
[9] Carta 23-B, respuesta a la pregunta número cinco, página 224 de “Las Cartas de los Mahatmas”.
 
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El artículo “Anotaciones Sobre el Karma” es una traducción del portugués y ha sido hecha por Alex Rambla Beltrán, con apoyo de nuestro equipo editorial, del cual forma parte el autor. Título original y link: “Anotações Sobre o Carma”. La publicación en español ocurrió el 11 de agosto de 2020.  Varias de las nociones erradas que el texto examina pueden ser encontradas en el artículo “Aphorisms on Karma” (“Aforismos Sobre el Karma”), de William Q. Judge. Sin embargo, el Sr. Judge no puede ser considerado el autor o creador de tales distorsiones. Ellas son fáciles de encontrar en la religiosidad convencional, y Judge apenas las adoptó y repitió en sus escritos.
 
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