Cómo Se Crea Una
Atmósfera Correcta para el Futuro
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
 
 
“El marcador del paso del Tiempo señala una
nueva Hora del mundo ….. Y, mientras el Año Viejo
pasa hacia la Eternidad como una gota que cae en el Océano,
su lugar vacío en el calendario es tomado por su sucesor …”
 
H. P. Blavatsky [1]
 
 
 
La época de Navidad y del Año Nuevo posee un fuerte significado interno para quien tiene ojos para ver. La ronda de 12 meses corresponde a todo un ciclo de nuestra existencia. Pasamos de página en el Libro de la Vida, y algunas personas sienten la tentación de hacer el autoexamen pitagórico, cuyo poder benéfico perdura a lo largo de milenios:
 
“¿Qué cosas buenas hice? ¿En qué erré? ¿Seré capaz de renovar mi promesa de hacer lo mejor que pueda el próximo año, y estaré a la altura del compromiso?”.
 
El final de un ciclo y el comienzo del ciclo siguiente son siempre una buena ocasión para evaluar el progreso de nuestro aprendizaje y adoptar nuevas resoluciones. Helena Blavatsky escribió: “Y que nadie piense que dar importancia al nacimiento del año es solo una fantasía”.
 
Ella añadió:
 
“La Tierra, junto con el hombre, pasa por sus propias fases bien definidas; y así como un día puede tener una tonalidad, el año también. La vida astral de la Tierra es joven y fuerte entre la Navidad y el Año Nuevo. Los que definen su voluntad ahora [es decir, entre diciembre y enero] tendrán una fuerza adicional para llevarla a cabo de modo coherente”. [2]
 
En cada final de ciclo, nuestra percepción del tiempo se expande. Parece como si estuviésemos frente a frente con otros momentos semejantes, tanto del pasado como del futuro. Cuando pasamos de página en el libro de nuestra vida, obtenemos una visión de cómo fueron escritas las páginas anteriores, y dialogamos con las semillas del futuro. La época de Navidad nos lleva a una dimensión temporal diferente. En algunos casos la repetición de las mismas y viejas celebraciones a nuestro alrededor produce una extraña sensación de déjà vu que expande nuestra percepción, además de traernos recuerdos del pasado y tal vez algunos sentimientos sobre los tiempos venideros.
 
Es verdad que cualquier apego a las cosas pasadas es peligroso, y H.P.B., al escribir sobre el final de un año, hizo una advertencia:
 
“Déjalo ir, con sus alegrías, triunfos, cosas malas y amargura; basta con que él nos deje, para nuestro aprendizaje, la memoria de nuestra experiencia y la lección de nuestros errores. Sabio es quien deja que ‘el pasado muerto entierre a sus muertos’ y se vuelve con coraje hacia los deberes renovados del Año Nuevo; solo los débiles y los necios se lamentan por lo que es irrevocable”. [3]
 
Un examen atento del pasado nos brinda lecciones e ideas valiosas sobre los patrones de vibración futuros en un nivel mucho más amplio de tiempo, y tal vez un vislumbre de la propia eternidad.
 
Los orígenes paganos de las conmemoraciones de la Navidad están claramente documentados [4], y eso no es motivo para rechazarlas; al contrario. Por otro lado, las conmemoraciones actuales están revestidas externamente de una gruesa capa de materialismo y superficialidad. Pero, en su combinación de diferentes tradiciones religiosas, la Navidad posee un lado interno y verdaderamente espiritual. Es una celebración de la fraternidad, una conmemoración del sol, un homenaje a la luz espiritual dentro y fuera de nuestro corazón.
 
Pensando sobre el Año Nuevo, Helena Blavatsky citó a un pensador norteamericano:
 
“Thoreau señaló que hay artistas de la vida, personas que pueden cambiar el color de un día y volverlo bonito para aquellos con quienes entran en contacto. Nosotros afirmamos que hay adeptos, maestros de la vida que vuelven el día divino, así como ocurre en todas las otras formas de arte. Y la más grande de todas las artes ¿no será la que tiene que ver con la propia atmósfera en la que vivimos? Percibimos que eso es de extremada importancia cuando recordamos que cada persona, al respirar el aire de la vida, afecta a la atmósfera mental y moral del mundo, y ayuda a colorear el mundo de aquellos que la rodean”. [5]
 
En el mismo texto, H.P. Blavatsky afirma que el estoico Epicteto se volvió sublime porque “reconoció su propia responsabilidad absoluta y no intentó huir de ella”. Y añade: “El ocultista reconoce completamente su responsabilidad y reivindica para sí este título porque intentó y logró adquirir conocimiento de sus propias posibilidades”. Para Blavatsky, la vida del ser humano está en sus propias manos. Su destino lo decide él mismo, y no hay motivo para que un nuevo ciclo de doce meses no nos brinde un desarrollo espiritual “más grande que el de cualquier año que hayamos vivido”. Que esto ocurra solo depende de nosotros:
 
“Este es un hecho concreto, y no un sentimiento religioso. En un jardín de girasoles, cada flor se vuelve hacia la luz. ¿Por qué nosotros no podríamos hacer lo mismo?”. [6]
 
Tenemos un centro de paz y amor eternos en nuestro corazón. Como estudiantes de filosofía esotérica, algunas responsabilidades son inevitables. Siempre es correcto mandar nuestros mejores deseos a todos los seres, y Blavatsky escribió:
 
“¡UN FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS! Esto parece bastante fácil de decir, y todos esperan ser saludados de este modo. Sin embargo, es más difícil saber si el deseo será cumplido, incluso si proviene de un corazón sincero, y aun en el caso de los pocos. De acuerdo con nuestros principios teosóficos, cada hombre y mujer tiene una potencialidad magnética mayor o menor, que, cuando es reforzada por una voluntad sincera y especialmente intensa e inquebrantable, es la más eficaz de las palancas mágicas que la Naturaleza ha puesto en manos humanas, para bien o para mal. Usemos pues, nosotros los teósofos, esta voluntad para mandar un saludo sincero y un deseo de buena suerte en el Año Nuevo a cada una de las criaturas bajo el Sol, incluso a los enemigos y los traidores. Debemos tener un sentimiento especialmente amable e inspirado por el perdón hacia nuestros enemigos y perseguidores, honestos o deshonestos, para evitar que algunos de nosotros manden un saludo con malos pensamientos, subconscientemente, en lugar de una bendición”. [7]
 
¿Cuándo debemos hacer esto?
 
Desde el punto de vista esotérico, el día más indicado no es necesariamente el uno de enero. El día tres de enero, por ejemplo, era dedicado en los tiempos antiguos a Minerva-Atenea, la diosa de la sabiduría. [8] Y existe la fecha especial del 4 de enero:
 
“… El día 4 de enero es el que los teósofos – y especialmente los esoteristas – deberían seleccionar como Año Nuevo. Enero está bajo el signo de Capricornio, el misterioso Makara de los místicos hindúes. Se dice que los ‘Kumaras’ encarnaron en la humanidad bajo el décimo signo del Zodíaco. Durante eras, el día cuatro de enero ha sido sagrado para Mercurio-Buda, o Thot-Hermes. Así, todo se combina para hacer de este día una celebración para los estudiantes de la Sabiduría antigua”. [9]
 
Independientemente del día que elijamos, cada Año Nuevo nace y termina bajo el signo de Capricornio, cuyo regente es Saturno. Este es el planeta del Karma. Es el maestro del  tiempo, que construye, mantiene, destruye y reconstruye las estructuras materiales y sutiles de la vida. Es el Señor de los Anillos, y el corregente de la era de Acuario que ahora nace lentamente.
 
NOTAS:
 
[1] Del artículo “A Year of Theosophy”, de H. P. B., en “Collected Writings”, TPH, EUA, vol. III, 1995, p. 1.
 
[2] H.P. Blavatsky, en el artículo “1888”, publicado en el folleto “Theosophical Objects, Program and Organization”, The Theosophy Company, Los Angeles, EUA, 37 pp., ver p. 9. El artículo “1888” está publicado también en los “Collected Writings” de H.P. Blavatsky, TPH, EUA, volumen IX, pp. 3-5 (ver p. 5).
 
[3] “Collected Writings”, H. P. B., TPH, vol. III, 1995, p. 1.
 
[4] Véase, por ejemplo, el texto de Helena Blavatsky “O Natal de Ontem e o Natal de Hoje” (en portugués).
 
[5] H.P. Blavatsky, en el artículo “1888”. Ver “Collected Writings”, volumen IX, p. 3.
 
[6] “Collected Writings”, H.P. Blavatsky, volumen IX, pp. 4-5.
 
[7] “Collected Writings”, H.P. Blavatsky, TPH, volumen XII, TPH, p. 67. Texto titulado “1890! On the New Year’s Morrow”.
 
[8] “Collected Writings”, H.P. Blavatsky, volumen XII, TPH, p. 75.
 
[9] “Collected Writings”, H.P. Blavatsky, volumen XII, TPH, p. 76.
 
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El artículo “Sobre la Navidad y el Año Nuevo” es una traducción del portugués y ha sido hecha por Alex Rambla Beltrán, con apoyo de nuestro equipo editorial, del cual forma parte el autor. Título original y link: “Sobre o Natal e o Ano Novo”. La publicación en español ocurrió el 21 de diciembre de 2019.
 
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