Los Ciudadanos Atentos Preservan
la Calidad de la Atmósfera Psíquica
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
 
 
Queda claro, en las Cartas de los Mahatmas, que las circunstancias en las que debe actuar un movimiento filosófico o teosófico están profundamente influenciadas por la atmósfera astral de la ciudad y el país en el que se desarrolla la acción.
 
Un maestro de la sabiduría participó personalmente en varias reuniones místicas en Londres alrededor de 1860, y afirmó que el ambiente psíquico pestilente de la ciudad en el siglo XIX impedía reuniones ocultas dedicadas al uso de poderes.
 
Dice la Carta 11 de “Las Cartas de los Mahatmas”, escrita en 1880:
 
La más importante y también la más prometedora de esas escuelas [ocultas] en Europa, el último intento hecho en ese sentido, fracasó estrepitosamente hace unos veinte años, en Londres. Era una escuela secreta para la enseñanza práctica de la magia, fundada bajo el nombre de un club por una docena de entusiastas, dirigida por el padre de Lord Lytton. Con este propósito él había reunido a los más ardientes y emprendedores estudiosos, así como también a los más adelantados en mesmerismo y en ‘magia ceremonial’, tales como Eliphas Levi, Reggazzoni y el copto Zergvan-Bey. Y sin embargo, en la pestilente atmósfera de Londres, el ‘Club’ tuvo un final intempestivo. Lo visité media docena de veces, y me di cuenta desde el primer momento de que allí no había nada que hacer. Y esta es también la razón de por qué la S.T. Británica no avanza prácticamente un paso. Sus miembros pertenecen a la Fraternidad Universal, pero de nombre, y tienden, en el mejor de los casos, hacia el Quietismo – esa absoluta parálisis del Alma. Son intensamente egoístas en sus aspiraciones y no conseguirán otra cosa que la recompensa a su egoísmo.” [1]
 
En este fragmento el Maestro utiliza palabras sencillas para indicar un serio peligro oculto ante todo ciudadano. El egoísmo – ampliamente presente en la atmósfera astral de las ciudades – puede hacer que el hecho de ser teósofo se vuelva apenas nominal.
 
Existe una relación viva y un intercambio incesante de energía entre el aura de cada estudiante de Teosofía y el aura de su país y de la ciudad en la que vive.
 
La Presión Atmosférica de la Consciencia
 
La lucha entre la atmósfera urbana de los grandes centros y el aura personal del estudiante de teosofía se aborda en un texto sobre “la presión atmosférica del alma”. [2]
 
El hecho de que el movimiento teosófico vive en una capa propia del astral y tiene un territorio sutil que es específicamente suyo fue analizado en un artículo específico. [3]
 
Los diversos niveles de atmósfera mental egoísta habitan en sus propias regiones del astral, sus franjas vibratorias. Estos mundos diferentes conviven todo el tiempo, pulsando en transmutación constante. Ante ellos, el estudiante debe ejercer vigilancia.
 
Todo país tiene, por lo tanto, una atmósfera psíquica de varios niveles, y hay una valiosa descripción del paisaje astral de la India del siglo XIX en las Cartas de los Mahatmas.
 
En la carta 81, vemos que los Maestros están “privados de utilizar ningún poder anormal que pudiera interferir en el Karma” de la India y de cualquier otra nación. Sin embargo, los Raja-Yoguis esperan estimular “por todos los medios legales y normales” la buena voluntad y la diligencia de aquellos que están atentos.
 
Algunas líneas más abajo, refiriéndose a la India, el maestro escribió:
 
“…Hay que confesar que – la palabra patriotismo no tiene ahora casi ningún poder electrizante en el corazón del indio. La ‘Tierra, Cuna de las Artes y de los Credos’ bulle repleta de seres desgraciados, precariamente atendidos y vejados por demagogos que tienen todas las de ganar con argucias y descaro. Conocíamos todo esto en conjunto, pero ninguno de nosotros, arios, habíamos sondeado lo profundo de la cuestión india tal como lo hemos hecho ahora.”
 
Habiendo dicho esto, el Maestro continuó:
 
Si fuera permisible representar las cosas subjetivas por medio de fenómenos objetivos, yo diría que, desde el punto de vista psíquico, la India parece estar cubierta por una asfixiante niebla gris – un meteorito moral – las emanaciones ódicas de su vicioso estado social. Aquí y allá centellea un punto luminoso que indica una naturaleza todavía en cierto sentido espiritual, una persona que aspira al conocimiento superior y que se esfuerza por conseguirlo. Si la antorcha del ocultismo [indio] tiene que encenderse de nuevo alguna vez, esas chispas esparcidas deben cohesionarse para formar su llama. Y esta es la labor de la S.T., ésta es la parte agradable de su trabajo, al cual nosotros ayudaríamos gustosos si no nos lo impidieran y no nos rechazaran los mismos aspirantes a chelas.[4]
 
Queda claro en estos fragmentos, en primer lugar, que el mapa astral de los países es observado por los Maestros. La geografía del alma y el mapa del Karma son visibles para ellos.
 
Es fácil percibir que la visión general del Yogui sobre la India se puede aplicar a los países occidentales, y que la situación no ha mejorado desde el siglo XIX.
 
Es innegable en el siglo XXI que la gran “masa” de la población está infeliz y desorientada, y que los propios candidatos al discipulado, además de poco numerosos, alejan en parte la influencia superior debido a su ingenuidad.
 
El movimiento teosófico debe, según indica el Maestro, reunir las luces aisladas de los yos superiores que se elevan por encima de la ignorancia espiritual media y de la ceguera moral. Hay una neblina sofocante encubriendo cada nación.
 
No es difícil de calcular cómo está hoy en día es la situación en las docenas de países y en los varios continentes en que la Logia Independiente de Teósofos tiene sus lectores y amigos.
 
Sabemos, sin embargo, que donde las circunstancias son más difíciles hay más mérito en el esfuerzo. Es siempre posible trabajar por lo mejor y lo más elevado, y la vigilancia y el sentido común son dos herramientas fundamentales para el aprendiz. No necesitamos recibir cartas de Maestros en nuestro siglo. Será suficiente comprender las Cartas recibidas en el siglo XIX, y actuar a la altura.
 
El Testimonio de Farthing
 
La Segunda Guerra Mundial fue una catástrofe moral, astral y física. El teósofo inglés Geoffrey A. Farthing (1909-2004) escribió, en el testimonio autobiográfico hecho en un diálogo conmigo, que durante toda la segunda guerra la teosofía “desapareció de su cabeza”. Él afirmó:
 
“Poco después del comienzo de la guerra entré al ejército. Entonces, otra vez, algo interesante ocurrió. Todo mi exuberante interés en la Teosofía se deshizo inmediatamente como si una luz fuera apagada y no tuve más interés en el asunto hasta cinco años más tarde, cuando terminó la guerra.”[5]
 
Este es un ejemplo práctico de cómo en áreas conflictivas, en ciudades y territorios cuyo astral está teñido de odio, miedo y otros sentimientos paralizadores de la conciencia, la percepción teosófica de la vida puede ser “barrida del mapa”, entrar en un pequeño pralaya, sufrir un apagón, pasar por un eclipse.
 
Sabiendo esto, será interesante calcular cómo está actualmente el astral de las grandes capitales brasileñas, o de las metrópolis alrededor del mundo en que hay atentados terroristas, intolerancia, consumo de drogas a gran escala, antisemitismo, racismo y otras formas de decadencia moral.
 
La geografía oculta de las naciones es un área de estudio decisiva en Teosofía. Portugal, país muy boscoso, está marcado por la cultura de los pequeños pueblos y ciudades; pero también en Portugal el reto de la atmósfera sutil es similar.
 
En Brasil, hay innumerables ciudades pequeñas y bosques. Incluso en el Distrito Federal brasileño hay comunidades chicas dispersas por el ambiente natural. En las capitales regionales, como São Paulo, Belo Horizonte, Río de Janeiro o Porto Alegre, la atmósfera psíquica es más pesada. En Curitiba, conocida por sus soluciones urbanísticas ecológicamente inteligentes, hay una cierta reserva moral de la nación, en un espacio común diseñado de modo humano.
 
Para purificar dentro de lo posible el clima sutil, y para preservar su propia atmósfera personal, familiar y casera, el estudiante de filosofía debe estar alineado incondicionalmente con la paz, la armonía y el diálogo, en la sociedad en que vive. La discordia es parte de la vida, el odio es inadmisible, y la hipocresía lleva al odio.
 
La Logia Independiente defiende la lucha por la ética en la política.
 
Los políticos deshonestos deben ser responsabilizados ante la ley. Brasil vivió dos destituciones presidenciales desde que se aprobó la Constitución de 1988, y eso es muy positivo. Las destituciones fueron hechas en paz, con orden, a través de procedimientos legales y democráticos, sin odio, violencia o desprecio por las autoridades establecidas.
 
El Centro del Aura de un País
 
La calidad de la atmósfera oculta en que vivimos es uno de los motivos para evitar revoluciones y revueltas.
 
El astral de un país es innecesariamente envenenado cuando, debido a una propaganda política poco ingenua, millones de personas pasan a querer el mal del presidente y de otros políticos.
 
Cuando el pueblo entero practica una ética pura, absteniéndose de mentiras y falsedad, resulta fácil purificar la política. Lo que se vio en el siglo 21 en varias naciones es que con enviar políticos a la cárcel no basta. Como dice el Dhammapada, el odio no se extingue con el odio: el odio se extingue con el amor – es decir, por la fraternidad. En la formulación del primer objetivo del movimiento teosófico – “constituir un núcleo de la fraternidad universal” – sería correcto sustituir la palabra “fraternidad” por la palabra “respeto”.
 
La idea es un respeto universal por todos los seres.
 
Dejando de lado las distorsiones provocadas por la rabia y la ingenuidad, percibimos que los políticos son la expresión del pueblo. Un pueblo “revuelto” ataca a su propio espejo, alimentando el círculo vicioso de la frustración. Es el sentimiento constructivo el que rescata a un país del pantano de la inmoralidad – y del rencor.
 
En la estructura oculta de una nación, el primer ministro, el rey o la reina, el presidente y la presidencia de la república son el centro del aura del país y como tal necesitan ser respetados. La parte de una población que odia al líder político del país está odiando – de manera simultáneamente sádica y masoquista – el centro del aura de su propia nación.
 
Pocos saben esto. Pocos se dan cuenta de este hecho. Formar un círculo de odio alrededor del jefe de estado es profundamente antiteosófico.
 
Los círculos de odio tienen que ver con la práctica del vudú y la brujería antievolutiva. Constituyen algo abyecto y no tienen ninguna afinidad real con la lucha por la ética en la política. El esfuerzo por la ética sólo tiene legitimidad cuando se abstiene del resentimiento o de la venganza, y cuando se hace de manera impersonalmente respetuosa hacia todos, como mandan la ley y la Constitución del país en el que uno vive.
 
Por eso el maestro menciona en una de sus cartas el hecho de que el criminal Charles Guiteau, asesino de un presidente de los Estados Unidos, “arrojó al caos y la confusión los destinos de millones de personas”. [6] Esto es, Guiteau no sólo hirió de forma cobarde al presidente norteamericano, sino que además atacó el centro del aura de su país.
 
En Brasil, tuvimos al final del Imperio, en 1889, la falta de respeto a Don Pedro II. [7] Fue el primer episodio de una serie a lo largo de la historia.
 
Las campañas sistemáticas de insultos personales contra presidentes y otros líderes políticos equivalen a intentos de asesinato moral – a veces exitosos – y causan un perjuicio extremo en la geografía moral de la nación en la que se producen. Cuando una parte de la gente escupe en el espejo, es como escupir al cielo. Lo que va, vuelve.
 
La retroalimentación del pensamiento negativo hace más difícil mantener una comprensión teosófica de las cosas. La percepción fraterna de la vida desaparece – como en el caso de Farthing – sin advertir al estudiante de Teosofía. El individuo no se da cuenta necesariamente de que su conciencia ha cambiado para peor.
 
Cuando una nación se enfrenta a una tormenta astral, varios teósofos menos experimentados sienten que es más difícil aceptar la doctrina teosófica de la no confrontación política, o recordar que la verdadera batalla ocurre en el alma; no en las calles, ni en el combate neurótico entre diferentes estrategias de propaganda engañosa.
 
Las partes más atentas del pueblo no deben escapar de la verdadera batalla en el alma, ni caer en la tentación de desafiar a las autoridades viviendo una “indignación” con esto o aquello. Dostoievski escribió la novela “Los Endemoniados” (“Los Posesos”) dirigida a esta clase de movilización popular furiosa, cuyo título es por sí mismo bastante revelador.
 
La Logia Independiente debe evitar tanto como sea posible el proceso del “eclipse teosófico” o “apagón de la conciencia mística” que puede ocurrir cuando el astral de un país es tomado por pensamientos negativos, por la búsqueda ciega del placer, por el desaliento, por la cólera y por su compañero inseparable, el miedo.
 
La Teosofía celebra la vida. Ella busca la paz social, mientras que sus opositores buscan a menudo la confusión, la lucha entre las clases, y la conflagración de países. Así, el ataque a los edificios públicos, la interrupción de las carreteras, los actos de terrorismo y la destrucción de los medios de transporte no son actos puramente político-sociales, económicos y criminales, que cuestan fortunas al país en el que ocurren.
 
También son ataques astrales.
 
Pretenden destruir el centro del aura del país y atacar el conjunto de su aura, inculcando nuevos niveles de enojo y frustración y dificultando para algunos teósofos – tal vez especialmente aquellos ubicados en grandes centros urbanos – mantener una percepción clara del trabajo de Maestros.
 
Preservando la Atmósfera Psíquica
 
Cuando la “lucha por la liberación del pueblo” se profundiza hasta el punto de que haya gran violencia, la sangre derramada envenena aún más el plano astral del país. De ese modo,  cuando hay un presidente moderado en un país, que no fomenta el odio sino el diálogo y la comprensión, uno debe ver en tal actitud no un signo de debilidad sino de fortaleza moral. La energía ética y humanista es invisible externamente. Es superior y elevada, pero causa irritación entre los devotos de la violencia y del pensamiento negativo.
 
El deber moral del teósofo es el de estar en el lado de la vida y del respeto. El odio pasa, y la ley permanece. La ley moral a seguir es la regla de la fraternidad impersonal y la justicia. El teósofo debe eliminar de su vida cualquier relación con la política del rencor. Su tarea incluye desenmascarar las luchas de poder que manipulan la ingenuidad del pueblo y amenazan la calidad del ambiente psíquico de la ciudad y del país en el que uno vive, o donde nació. [8]
 
La misión teosófica es defender la paz y la armonía, con el debido respeto a las leyes. Viviendo en comunidades cuya vida astral está bajo la influencia de sentimientos poco elevados, los teósofos necesitan usar una cierta cantidad de fuerza de voluntad para contemplar el mundo desde el punto de vista de la fraternidad universal.
 
El movimiento teosófico es retractable, como un acordeón. Tiene la capacidad de retirarse cuando eso es lo correcto. Se encoge y se expande según los ciclos. Si es necesario, una Logia Teosófica realista debe optar por reducir su tamaño visible, y no por la reducción de su visión de la vida. Ni en los momentos históricos más desafortunados puede un teósofo aceptar o apoyar la política de la ira.
 
Permaneciendo indiferente a las mareas de la ignorancia organizada, el movimiento teosófico auténtico crece de modo real, sin perder en calidad ética o verdadero conocimiento. Estos dos factores dependen de la fuerza moral de cada estudiante de filosofía esotérica. La meta de una buena logia teosófica no es “obtener más seguidores”, sino permanecer fiel a la consciencia interior y compartir conocimientos a través del criterio de la afinidad.
 
Lo que tenemos que decir es:
 
“Bienaventurados los que mantienen sus corazones y mentes puros en medio de una comunidad desorientada, y tratan de irradiar la paz.”
 
La Logia Independiente busca funcionar como un punto de luz y hermandad, lo que implica una cierta cantidad de rigor en la forma de ver los hechos. La LIT respeta reverentemente el verdadero centro del aura del movimiento teosófico moderno. Ella sabe que tiene el deber de estimular el respeto por el centro del aura de los países en los que sus textos, publicaciones y sitios web se leen en varios idiomas.
 
La LIT promueve una buena voluntad en relación a la ley, a las autoridades, a la lucha por la ética a través de la voluntad de buscar lo mejor. La Teosofía enseña la práctica del respeto – físico, mental y emocional – hacia todos los seres. Uno no debe abandonar estos principios.
 
Nadie lo sabe todo, nadie lo ignora todo. Todos aprendemos de todos. Los ciudadanos son estudiantes y maestros el uno del otro, y el amor por la verdad debe ser preservado siempre en el centro del alma, cualquiera que sea la marea de los entendimientos humanos en el momento en que estemos viviendo.
 
NOTAS:
 
[1] “Las Cartas de los Mahatmas”, Editorial Teosófica, Barcelona, 1994, Carta 28, pp. 302-303.
 
[2] Clique y vea: “A Pressão Atmosférica da Alma”.
 
[3] Examine el texto “Construindo um Continente de Pensamento”.
 
[4] “Las Cartas de los Mahatmas”, Editorial Teosófica, Barcelona, 1994, Carta 81, pp. 549-550.
 
 
[6] “Las Cartas de los Mahatmas”, Editorial Teosófica, Barcelona, 1994, Carta 20-C, p. 189. 
 
[7] Clique para leer “A Filosofia de Dom Pedro II”.
 
[8] Vea el artículo “La Teosofía y los Conflictos Sociales”.
 
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El artículo más arriba fue publicado en español el  21 de Junio de 2018. La traducción del portugués es de Juan Pedro Bercial. Título original: “Observando o Astral de um País.
 
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El 14 de setiembre de 2016, un grupo de estudiantes decidió crear la Logia Independiente de Teósofos. Dos de las prioridades de la LIT son aprender lecciones prácticas del pasado y construir un futuro saludable
 
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