Examinando las Afinidades Entre
Carl G. Jung y una Secta Tibetana
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
La metáfora del lobo disfrazado con piel de cordero simboliza el hecho de que el
discernimiento es extremadamente necesario a lo largo del camino de la sabiduría
 
 
 
“Nunca pronuncies estas palabras: ‘Como no lo sé,
entonces es falso’. Hay que estudiar para saber,
saber para comprender, comprender para juzgar”.
 
(Narada, antiguo filósofo hindú)
 
 
 
H. P. Blavatsky hizo comentarios esclarecedores acerca de una secta tibetana que se presenta como budista. Hoy en día, las ideas y los métodos de esta secta están relativamente de moda, debido en parte a la influencia que los escritos de Carl G. Jung todavía tienen en algunos círculos “esotéricos”.
 
El nombre de la secta es Ningmapa o Dug-pa, y H.P.B. escribió sobre ella en su artículo “Reincarnations in Tibet” (“Reencarnaciones en el Tíbet”), publicado en 1882.
 
Tal vez es un desafío para algunos estudiantes de teosofía del siglo XXI enfrentar el hecho de que un bien conocido pensador como Carl Jung estuviera relacionado con la literatura, los métodos y las inclinaciones ocultas de la secta Ningmapa. Como veremos, uno de los principales “best sellers” del linaje Ningma – el llamado “Bardo Thodol” o “Libro Tibetano de los Muertos” – tuvo una prolongada influencia personal sobre Jung y recibió un entusiasta apoyo público por parte de él.
 
En una nota a pie de página de su artículo “Reincarnations in Tibet”, H. P. Blavatsky explica:
 
“En el Tíbet, el término Dug-pa es despectivo. Ellos pronuncian la palabra como ‘Dög-pa’, de la raíz ‘unir’ (aquellos que están religiosamente unidos a la antigua fe), mientras que la secta principal – los Gyeluk-pa (gorros amarillos) – y la gente usan la palabra en el sentido de ‘Dug-pa’, que significa creador de problemas, hechicero sin ética”. [1]
 
El nombre “Ningma-pa” es transliterado del lenguaje tibetano también como “Nyang-na-pa”. [2]
 
En el texto principal del artículo, en la misma página, H.P.B. describe la secta de este modo:
 
“Los ‘Dug-pa o gorros rojos’ pertenecen a la antigua secta Nyang-na-pa, que se opuso a la reforma religiosa introducida por Tsong-kha-pa entre finales del siglo catorce y principios del quince”.
 
Esta es, pues, la perspectiva teosófica sobre la secta “budista tibetana” Ningma-pa o Dug-pa. Los Dug-pas son creadores de problemas. Los teósofos, por otro lado, son buscadores de la verdad. El lema del movimiento teosófico es: “No hay religión más elevada que la verdad”. Los teósofos veneran la verdad por encima de todo. Los Dugpas, por el contrario, prefieren crear una nube de confusión entre la verdad y la falsedad, con el fin de alcanzar sus propios objetivos y servir a sus intereses particulares.
 
Habiendo dicho lo anterior, debemos ver si hay evidencias que demuestren que el “Libro Tibetano de los Muertos” es realmente un texto Ningma, y que no tiene ninguna relación con la teosofía ni con ninguna fuente teosófica.
 
1. El Bardo Thodol es Ningma
 
En su introducción al “Libro Tibetano de los Muertos”, el editor y compilador del volumen admite francamente:
 
“Dado que nuestro texto es de la primitiva escuela de los gorros rojos, (…) lo hemos considerado sustancialmente representativo de la versión original, que, con base en la evidencia interna derivada de nuestro texto manuscrito, fue probablemente, al menos en esencia, prebudista”. [3]
 
Aquí el Sr. Evans-Wentz confirma la declaración de H.P.B. de que la “filosofía” dug-pa es en realidad prebudista, aunque externamente sea presentada como budista. En su introducción, Evans-Wentz ataca enérgicamente a la secta Gelug-pa y promueve los intereses de su propio linaje Ningma.
 
Hay varias otras evidencias de que el carácter Ningma-pa del “Libro Tibetano de los Muertos” o “Bardo Thodol” está más allá de toda duda. El Dr. Jean-Louis Siémons, asociado de la Logia Unida de Teósofos de París, escribió un ensayo preciso sobre esta obra. El Sr. Siémons dice:
 
“… el libro es reconocido como un texto perteneciente a la antigua y no reformada tradición Nyingmapa…”. [4]
 
La identidad ningmapásica del “Bardo Thodol”  es un hecho señalado  también por el propio dalái lama.[5]
 
Sin embargo, es cierto que el Sr. Evans-Wentz sugiere en su introducción (p. 72) que la secta Gelug-pa también usa el libro.
 
El Dr. Jean-Louis Siémons esclarece el asunto y muestra que la idea es falsa. Refiriéndose a la época en que H. P. Blavatsky aún vivía, dice:
 
“Durante la década de 1880, cuando la teosofía se oponía al espiritismo al tratar de explicar de manera racional las famosas ‘comunicaciones con los muertos’, vemos que los propios Maestros de la Sra. Blavatsky mantuvieron una intensa correspondencia sobre el tema con unos ingleses que vivían en la India. En estas cartas, el ‘Bardo Thodol’ no es mencionado. Todo lo contrario: a partir de la masa de información que se da en ellas, es posible llegar a un modelo muy consistente que explica la experiencia post-mortem de la consciencia, que, además de ser muy diferente del esquema ofrecido por el ‘Libro Tibetano de los Muertos’, tiene la ventaja de explicar las experiencias cruciales narradas a finales de este siglo por pacientes que han sido reanimados in extremis”. [6]
 
Las enseñanzas teosóficas afirman que todo el proceso posterior a la muerte ocurre de modo natural. Se desarrolla de acuerdo con la ley del karma. Por otro lado, el “Libro de los Muertos” pretende ser un libro de instrucciones prácticas para aquellos que quieren evitar la ley del karma.
 
La meta de evitar el karma es evidentemente dugpásica o Ningma. Es también enemiga de la teosofía. La ley del karma enseña la necesidad de la ética, y esta idea es esencial para la filosofía esotérica.
 
Carl G. Jung ignoró completamente la ley del karma en sus libros y escritos. También evitó defender o escribir sobre cualquier tipo de ética. En estos puntos, entre otros, Jung pensaba y escribía como la secta Ningma.
 
2. La Perspectiva de Carl Jung Sobre el Bardo Thodol
 
Entonces, ¿cuál es el punto de vista defendido por Carl Jung en relación con el “Bardo Thodol” o “Libro Tibetano de los Muertos”?
 
En medio de una gran cantidad de comentarios elogiosos, él confiesa:
 
“Durante años, desde que fue publicado por primera vez, el ‘Bardo Thodol’ ha sido mi compañero constante, y a él debo no solo muchas ideas y descubrimientos estimulantes, sino también algunas percepciones fundamentales. (…) Su filosofía contiene la quintaesencia de la crítica psicológica budista; por lo tanto, puede decirse verdaderamente que es de una superioridad sin igual”. [7]
 
En la misma página, Jung afirma:
 
“Estoy seguro de que todo aquel que lea este libro con atención y se deje impresionar sin prejuicios por su contenido cosechará una valiosa recompensa”.
 
Es un hecho bien conocido y registrado en la historia que Jung simpatizaba con el nazismo de Hitler. Erich Fromm, el pensador del siglo XX, escribió que esas simpatías eran debidas en parte a que Adolf Hitler y Carl Jung tenían caracteres necrófilos. En otras palabras, ellos amaban la muerte. Después de algunas páginas describiendo las inclinaciones de Jung hacia la falta de respeto por la vida y su afinidad con las acciones que niegan la vida, Fromm añadió, refiriéndose a Jung:  
 
“Sus simpatías por Hitler y sus teorías raciales son otra expresión de su afinidad con los amantes de la muerte”. [8]
 
Este es un factor importante desde el punto de vista de la filosofía esotérica. La teosofía promueve el amor a la vida y a la verdad. Ella combate al antisemitismo y enseña el respeto por todos los seres. También condena específicamente la necromancia. H. P. Blavatsky escribió que esta era, desde el primer momento, una de las diferencias básicas entre el budismo de Tsong-kha-pa y la secta antievolutiva Ningma o “Dugpa”.
 
Ella dijo:
 
“La razón por la que los Gorros Rojos se opusieron a la autoridad de Tsong-kha-pa es que este, entre otras reformas, prohibió la necromancia (que, hasta la fecha, continúa siendo practicada, con los ritos más desagradables, por los Bhons – los aborígenes del Tíbet -, con quienes los Gorros Rojos, o Shammars, siempre han confraternizado). Separándose completamente de los Gyelukpas, los Dugpas (Gorros Rojos) – que desde el principio eran una gran minoría – se establecieron en varias partes del Tíbet…”. [9]
 
Podemos ver entonces que el “Bardo Thodol” y los libros de Jung plantean desafíos a sus lectores. Al enfrentar la literatura Ningma y las escuelas de pensamiento que trabajan bajo su influencia, los estudiantes deben desarrollar su discernimiento entre realidad e ilusión, hecho y fantasía, sinceridad y fingimiento. La verdad se halla frecuentemente debajo de la superficie. Al concluir el primer volumen de su obra monumental “Isis Sin Velo”, Helena Petrovna Blavatsky citó estas palabras de Narada, antiguo filósofo hindú:
 
“Nunca pronuncies estas palabras: ‘Como no lo sé, entonces es falso’. Hay que estudiar para saber, saber para comprender, comprender para juzgar”. [10]
 
Sin embargo, el verdadero discernimiento no surge solamente del estudio sosegado. También proviene de un sentido del deber ético que  anda junto con la autoconfianza y el altruismo.
 
NOTAS:
 
[1] “Reincarnations in Tibet”, un artículo de H.P. Blavatsky publicado en “Theosophical Articles”, H.P.B., Theosophy Co., Los Ángeles, 1981. Esta es una colección de sus artículos en tres volúmenes. Véase el volumen III, p. 357. El artículo está publicado en “Collected Writings”, H.P. Blavatsky, TPH, volumen IV, pp. 8-19.  Está incluido en el volumen “A Modern Panarion”, H.P.B., Theosophy Co., 1981, pp. 497-504. También está publicado en el panfleto de la LUT titulado “Tibetan Teachings – Articles by H.P. Blavatsky”, Theosophy Co., pp. 33-41.
 
[2] De hecho, en su edición de este artículo, el Sr. Boris de Zirkoff abandonó la transliteración originalmente adoptada por H.P.B. – “Nyang-na-pa” – y usó la transliteración más reciente “Ñingmapa”. Véase “Collected Writings of H.P. Blavatsky”, TPH, volumen IV, p. 10, línea uno.
 
[3] “The Tibetan Book of the Dead”, compilado y editado por W.Y. Evan-Wentz, Oxford University Press, Londres-Oxford-Nueva York, copyright 1960 de W.Y. Evans-Wentz  (segunda edición, 1949), 250 páginas, pp. 72-73.
 
[4] “La Théosophie Et Le Livre des Morts Tibétain – La mort et l’expérience posthume”, Les Cahiers Théosophiques, París, copyright “Textes Théosophiques”, 1990, un panfleto de 36 páginas.
 
[5] Véase “Kindness, Clarity and Insight”, Snow Lion Publications, Ithaca (NY), EUA, 1984, citado en “La Théosophie Et Le Livre des Morts Tibétain – La mort et l’expéricence posthume”, pp. 24-25.
 
[6] “La Théosophie Et Le Livre des Morts Tibétain – La mort et l’expérience posthume”, Les Cahiers Théosophiques, París, p. 2.
 
[7] “The Tibetan Book of the Dead”, compilado y editado por W.Y. Evan-Wentz, “Psychological Commentary” de C. G. Jung, pp. XXXVI-XXXVII.
 
[8] “The Heart of Man – Its Genius for Good and Evil”, de Erich Fromm, Perennial Library, Harper & Row, Nueva York, Evanston, San Francisco, Londres, copyright 1964, 212 pp. Véanse las pp. 42-45, especialmente la 45. En estas páginas, Fromm da varias evidencias sólidas de los sentimientos, ideas y acciones necrófilos de Jung, con base en la propia autobiografía de Jung.
 
[9] “Reincarnations in Tibet”, un artículo de H.P. Blavatsky, publicado en “Theosophical Articles”, volumen III, pp. 358-359.  
 
[10] Isis Unveiled”, H.P. Blavatsky, volumen I, p. 628. 
 
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El artículo “La Teosofía y el Bardo Thodol” es una traducción del inglés y ha sido hecha por Alex Rambla Beltrán, con apoyo de nuestro equipo editorial, del cual forma parte el autor. Texto original: “Theosophy and the Bardo Thodol”. La publicación en español ocurrió el 30 de octubre de 2020.
 
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