De Qué Maneras Puede Uno
Abrir las Puertas de la Sabiduría
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
 
 
Quien tiene la intención de estudiar teosofía debe armarse de paciencia y humildad, porque habrá de convivir con lo desconocido.
 
El conocimiento vendrá gradualmente si el estudiante tiene la modestia necesaria para trabajar con incógnitas, evitando engañarse a sí mismo al pensar que ya lo sabe todo. Las opiniones no pueden sustituir al conocimiento. Hay que investigar con calma las preguntas, dejando que las respuestas surjan a su debido tiempo.
 
Es importante que la lectura meditativa tenga un método y un ritmo regulares. Para que la teosofía produzca un efecto más profundo sobre el caminante y provoque el efecto indispensable del autoolvido, hay un factor decisivo: el estudio diario de la filosofía esotérica, de preferencia a una hora establecida del día en la que haya sosiego y poca o ninguna posibilidad de ser interrumpido. También es recomendable que el estudiante haga anotaciones personales acerca del estudio.
 
La Trampa de la Vanidad
 
Pensar en uno mismo es la principal fuente de dispersión mental. Olvidándose de sí, el estudiante se concentra sin restricciones en su meta. Como consecuencia, su intuición empieza a despertar.
 
El autoolvido es la capacidad de no establecer el propio y pequeño “yo” como centro y medida de todas las cosas. Olvidarse de sí constituye un factor esencial en el aprendizaje esotérico, y no ocurre porque alguien desea hacerlo conscientemente, sino que surge de modo natural en la consciencia de quien percibe las verdades universales. Quien ve el universo se olvida de sí, pero eso no ocurre por arte de magia. El estudiante que decide buscar la sabiduría y vivir de acuerdo con ella percibe que en su existencia hay una lucha diaria y encarnizada entre egocentrismo y altruismo. Al reflexionar sobre esa lucha dentro del territorio de su propia consciencia, él puede comprender en la práctica la enseñanza sobre los siete principios de la consciencia. La guerra interior es, a veces, sutil y, en otras ocasiones, brutal. Antes de comprenderla por completo, el aprendiz deberá abandonar el hábito de quejarse en vano de otras personas o de las circunstancias. Actuando correctamente, plantará buen karma.
 
Dependiendo de su grado de madurez interior, el estudiante tendrá mayores o menores dificultades a la hora de enfrentar la prueba de la “vanidad espiritual”. Los individuos de almas ingenuas solo saben utilizar conceptos bonitos e ideas bellas. Para ellos es casi imposible admitir que, en verdad, todavía saben poco o nada. No quieren esperar. Se engañan con las palabras y las recitan como si realmente supieran mucho. Raramente se preguntan sobre la sustancia de la sabiduría, y tienen prisa por vivir el papel de quien ya posee las respuestas acerca de la filosofía universal.
 
En estas etapas iniciales de la búsqueda, cuando el yo superior hace que la vida de uno comience a girar, en gran parte, en torno al camino y al trabajo teosófico, surge un dilema básico. El sector ciego del yo inferior piensa que es el propietario de la espiritualidad, y comienza a posar para las fotos, sorprendido por ver que el mundo entero aún no se ha dado cuenta de que es un “iluminado”.
 
Cuando el yo superior de la persona es aplaudido e incentivado por otra persona por haber hecho algo bueno y altruista, ahí está el sector más atrasado del yo inferior agradeciendo el apoyo y el incentivo como si estos se le hubieran dado a él. En esta etapa de la caminata, el lado atrasado del yo inferior es como un mono agitado, embriagado de palabras y de actitudes exteriores que hace de todo para aparecer en la foto y aparecer bien.
 
Cada vez que la suave inspiración espiritual tiene lugar, el sector ciego del yo inferior se presenta “modestamente” como autor de todo lo que hay de bueno en aquella situación. Busca aparentar ser “el mejor” en cada situación. Este subnivel de la consciencia es incapaz de olvidarse de sí mismo, y lo lleva todo al terreno personal. [1]
 
De este modo, y a pesar de las apariencias, la consciencia crística o búdica – el sexto principio – sigue estando crucificada. Y el estudiante, buscando la felicidad, encuentra el dolor. Alimentando esperanzas, encuentra decepciones. Buscando claridad, solo consigue confundirse.
 
Es más tarde cuando viene la etapa del autoolvido, después de que la mente-mono, exhausta, cansada de andar a la deriva, acepta la paz interior y percibe que solo tiene algo que ganar si hace una pausa para oír la Voz del Silencio. Entonces comienza el aprendizaje interior. Hasta este punto, la caminata estaba, en gran parte, hecha de apariencias.
 
Ahora el alma se complace en reconocer honestamente que sabe poco o nada, en el plano verbal, porque de algún modo ya participa silenciosamente de la sustancia del Conocimiento Infinito. Estar en unidad con la sabiduría como un todo es mejor que conocer aspectos aislados de ella.
 
A partir de este momento, la humildad deja de ser un abrigo nuevo y vistoso para llevar ante los demás. La sabiduría deja de ser una fuente de orgullo personal o un arma para obtener aplausos. Los sectores dominantes del yo inferior pasan a obtener su mayor satisfacción en ser leales y en ayudar al yo superior, y a sufrir intensamente cuando perciben que son desleales.
 
Uno comienza a olvidarse de sí. Ya no necesita referirse en todo momento a sí mismo y a “fulano y mengano”, comparativamente, sino que pone la verdad profunda y el silencio en el centro de sus pensamientos, sus palabras y acciones. Percibe la felicidad de ir más allá de los muros del egocentrismo.
 
Preguntas Previas al Estudio
 
Para aprender filosofía esotérica, el ciudadano debe estudiar tanto con el corazón como con la cabeza. Al sentarse para leer, es recomendable examinar las emociones y preguntarse:
 
1) ¿Estoy conectado con el centro de paz en el interior de mi consciencia?
2) ¿Hay serenidad en mi corazón?
3) ¿Antes de leer la primera frase, puedo dejar de lado mi mundo personal? ¿Estoy dispuesto a olvidarme de mí por algún tiempo?
 
Un minuto de meditación será útil.
 
Las preguntas anteriores marcan toda la diferencia, porque la teosofía no se limita a conceptos. La sabiduría no está hecha de palabras. Solamente utiliza conceptos y palabras. Está hecha de percepción directa y sin intermediación. Las palabras son instrumentos importantes que deben usarse con respeto, claridad y responsabilidad. Cuando se usan correctamente, ayudan a alcanzar la sabiduría. Sin embargo, no pueden sustituir la comprensión que ocurre en silencio.
 
Para percibir la verdad, es indispensable que el estudiante resuelva su ecuación personal y observe el movimiento concreto de la ignorancia espiritual en su vida diaria.
 
Una ecuación matemática es un ejercicio de equilibrio abstracto. Al conocer las incógnitas, el estudiante alcanza el equilibrio. Cuando resuelve la ecuación de su existencia emocional y mental, alcanza la armonía entre los platos de la balanza kármica y puede olvidarse de sí mismo. De este modo, pasa a buscar la verdad por el valor que ella tiene, y no por el provecho egoísta que un ser espiritualmente ignorante puede querer sacar de la verdad en el plano personal.
 
Una Bendición Interior
 
Es entonces cuanto comienza la bendición, y esta crece gradualmente. Desciende como el rocío de la madrugada sobre la vida del estudiante. Poco a poco, él pasa a entender más profundamente, por ejemplo, las enseñanzas sobre los siete principios de la consciencia.
 
Al meditar sobre el tema, el estudiante percibe algo de la resonancia que cada concepto tiene con los varios niveles de su mundo interior. Su mente y su corazón entienden cada vez mejor los siete peldaños de la escalera:
 
1) Sthula-Sharira, el cuerpo físico.
 
2) Prana, la vitalidad en sí.
 
3) Linga-Sharira, el conjunto de los arquetipos abstractos de la vitalidad, y que incluye el patrimonio genético y los skandhas, o registros kármicos de vidas pasadas relativos al prana.
 
4) Kama, la sede de los sentimientos de deseo, apego, rechazo y búsqueda de seguridad, es decir, el centro de las emociones personales y de los instintos animales.
 
5) Manas, la mente, el principio dual que está orientado al mundo terrestre o al mundo del espíritu.
 
6) Buddhi, la Inteligencia Universal, la Compasión Universal, la Inteligencia Espiritual, la Intuición Superior (simbólicamente, la Luz).
 
7) Atma, el principio supremo, universal, impersonal e indescriptible (simbólicamente, la Estrella).
 
¿De qué manera se transfiere el foco central de la consciencia gradualmente desde los niveles inferiores hacia la tríada superior, Atma-Buddhi-Manas?
 
Ese desplazamiento se acentúa a partir del momento en que percibimos, con satisfacción, que “algunos principios y hechos fundamentales son más importantes para nosotros que nosotros mismos”.
 
El cambio de consciencia no es fácil ni uniforme. En algunos casos, el número de pruebas y dificultades enfrentadas parece absurdamente grande a los ojos del aprendiz. Pero no hay otro camino a seguir. Es enfrentando pruebas como la sabiduría teosófica deja de ser un ideal vago en el mundo del estudiante y pasa a ser un modo práctico de vivir.
 
NOTA:
 
[1] En varias organizaciones pseudoesotéricas, este subnivel de percepción es estimulado por la oferta de falsas iniciaciones en órdenes “masónicas” y otras “posiciones de prestigio y poder”. Estos son instrumentos ocultos para controlar las esperanzas y el comportamiento de las personas a través del uso de la ilusión. Todo sistema pedagógico legítimo debe alertar a los estudiantes sobre dos hechos: 1) los ritualismos son peor que inútiles, porque bloquean el autoconocimiento y el autoolvido a través del espejismo de la promoción personal, y 2) un sentido de importancia personal, asociado a las apariencias de la caminata teosófica, lleva a un desastre ético.
 
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Acciones Prácticas
 
* La Teosofía debe aplicarse a la vida diaria. Para aprender más profundamente, vuelve a examinar el texto anterior. Busca frases especialmente significativas. Escribe en un cuaderno las ideas que pueden ayudarte en el momento actual. Habla sobre el tema con un amigo.
 
* El propósito de adquirir conocimiento es ponerlo en práctica.
 
* Imprime los textos que estudias de los sitios web asociados. Leer en papel nos ayuda a alcanzar una visión más profunda de los textos filosóficos. Cuando estudiamos un texto impreso, podemos subrayar frases y escribir en los márgenes comentarios a mano que vinculan las ideas directamente con nuestra realidad personal.
 
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El artículo “El Desafío de Estudiar Filosofía Esotérica” es una traducción del portugués y la tarea ha sido hecha por Alex Rambla Beltrán. Texto original: “O Desafio de Estudar Filosofia Esotérica”. La publicación en español ocurrió el 05 mayo de 2023.
 
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